¿Cómo generar una cultura innovadora en la escuela?
Con tantos problemas urgentes en el sector educativo de nuestro país ¿Vale la pena preocuparse por innovar? ¿Es lo mismo impementar proyectos innovadores que generar una cultura de innovación?
En el sector educativo muchos hablan de innovación pero pocos se arriesgan a generar una “cultura de innovación”. Muchos directivos nos hemos acostumbrado a asistir a múltiples congresos y viajar haciendo “turismo pedagógico” para traer alguna novedad creyendo que por eso ya estamos innovando. Implementar en nuestra escuela una actividad innovadora que vimos en otro lado sin cambiar la cultura escolar es como traer una roca de Marte y ponerla en el colegio creyendo que, por eso, ya estamos viviendo la experiencia de estar en Marte. Lo que se necesita es desarrollar una comunidad de aprendizaje donde todos aprenden de sus experiencias, donde trabajan en equipo proponiendo soluciones creativas, implementan proyectos asumiendo el riesgo de errar y se autoevalúan constantemente para seguir mejorando su práctica educativa. Sólo entonces la escuela deja de ser un museo de artefactos innovadores aislados y traidos de otros lugares, que responden a otras culturas escolares, para desarrollar una cultura de innovación.
Los colegios se arriesgan a innovar por sobreviviencia ante la amenza de desaparecer o por ser cada vez más coherentes con su visión. ¿Por dónde comenzar a generar una comunidad de aprendizaje que sea capaz de innovar?
Tres elementos que pueden gatillar un proceso de transformación:
- Conocer otras experiencias. Es necesario visitar otros colegios con una mentalidad abierta para descubrir que se puede hacer las cosas de otro modo. No se trata de copiar sino de adaptar las innovaciones conforme a la identidad propia.
- Generar una cultura horizontal y flexible. Se requiere empoderar a los profesores delegándoles la toma de decisiones y los recursos para ello. Debemos desterrar la creencia de que “todas las aulas tienen que hacer lo mismo al mismo tiempo” cayendo en la trampa de la uniformidad y permitir las diversas iniciativas que luego, según los resultados, pueden replicarse en las demás aulas.
- Dar menos indicaciones y más feedback. Cuanto más indicaciones damos, menos iniciativa y creatividad desarrollarán nuestros colaboradores y estudiantes. Sin querer los modelamos para no equivocarse y tener todo bajo control pensando por ellos. Por eso, lo que tenemos que hacer es brindar menos indicaciones previas a la actividad, dejando sí en claro el propósito de la misma, y dando más retroalimentación posterior.
En CADE Educación 2018, Transformemos el Sistema Educativo Ya! Abordaremos ésta y otras propuestas relacionadas a la gestión educativa.
CADE Educación 2018. P. Elías Neira OSA
¿Cómo generar una cultura innovadora en la escuela?
Con tantos problemas urgentes en el sector educativo de nuestro país ¿Vale la pena preocuparse por innovar? ¿Es lo mismo impementar proyectos innovadores que generar una cultura de innovación?
En el sector educativo muchos hablan de innovación pero pocos se arriesgan a generar una “cultura de innovación”. Muchos directivos nos hemos acostumbrado a asistir a múltiples congresos y viajar haciendo “turismo pedagógico” para traer alguna novedad creyendo que por eso ya estamos innovando. Implementar en nuestra escuela una actividad innovadora que vimos en otro lado sin cambiar la cultura escolar es como traer una roca de Marte y ponerla en el colegio creyendo que, por eso, ya estamos viviendo la experiencia de estar en Marte. Lo que se necesita es desarrollar una comunidad de aprendizaje donde todos aprenden de sus experiencias, donde trabajan en equipo proponiendo soluciones creativas, implementan proyectos asumiendo el riesgo de errar y se autoevalúan constantemente para seguir mejorando su práctica educativa. Sólo entonces la escuela deja de ser un museo de artefactos innovadores aislados y traidos de otros lugares, que responden a otras culturas escolares, para desarrollar una cultura de innovación.
Los colegios se arriesgan a innovar por sobreviviencia ante la amenza de desaparecer o por ser cada vez más coherentes con su visión. ¿Por dónde comenzar a generar una comunidad de aprendizaje que sea capaz de innovar?
Tres elementos que pueden gatillar un proceso de transformación:
- Conocer otras experiencias. Es necesario visitar otros colegios con una mentalidad abierta para descubrir que se puede hacer las cosas de otro modo. No se trata de copiar sino de adaptar las innovaciones conforme a la identidad propia.
- Generar una cultura horizontal y flexible. Se requiere empoderar a los profesores delegándoles la toma de decisiones y los recursos para ello. Debemos desterrar la creencia de que “todas las aulas tienen que hacer lo mismo al mismo tiempo” cayendo en la trampa de la uniformidad y permitir las diversas iniciativas que luego, según los resultados, pueden replicarse en las demás aulas.
- Dar menos indicaciones y más feedback. Cuanto más indicaciones damos, menos iniciativa y creatividad desarrollarán nuestros colaboradores y estudiantes. Sin querer los modelamos para no equivocarse y tener todo bajo control pensando por ellos. Por eso, lo que tenemos que hacer es brindar menos indicaciones previas a la actividad, dejando sí en claro el propósito de la misma, y dando más retroalimentación posterior.
En CADE Educación 2018, Transformemos el Sistema Educativo Ya! Abordaremos ésta y otras propuestas relacionadas a la gestión educativa.
CADE Educación 2018. P. Elías Neira OSA